La falta de personal no es algo pasajero en el sector hotelero, y el absentismo ha alcanzado niveles récord. La presión operativa se siente en todos los departamentos, desde limpieza hasta recepción, cocina y mantenimiento.
El panorama del sector es contradictorio. Por un lado, los hoteles en muchos destinos disfrutan de ocupaciones históricas y resultados económicos sólidos. Por otro, la escasez de trabajadores y las altas tasas de absentismo complican cada vez más la gestión diaria. Este problema no se limita a los destinos de sol y playa; los hoteles urbanos, los resorts de interior y los establecimientos en grandes ciudades también enfrentan dificultades para contratar y retener talento.
La cuestión ya no es si hay que actuar, sino cómo hacerlo de manera efectiva, sin comprometer la experiencia del cliente ni el bienestar de los equipos.
Los responsables de los hoteles enfrentan un escenario complicado. La demanda turística sigue en aumento, y los huéspedes llegan con expectativas cada vez más altas. Sin embargo, los equipos están incompletos, los turnos se reorganizan constantemente y cubrir vacantes o bajas se ha convertido en un reto monumental. Todo esto se suma a la presión por mantener la calidad del servicio y unos márgenes rentables.
En algunos destinos, el absentismo supera el 18%, y muchos hoteles dependen del esfuerzo adicional de sus trabajadores para mantenerse a flote. Pero esta dinámica no es sostenible a largo plazo, ya que aumenta el riesgo de agotamiento, rotación y una caída en la calidad del servicio.
En este contexto, la inteligencia artificial (IA) está empezando a perfilarse como una herramienta práctica para aliviar la presión. No se trata de reemplazar a las personas ni de una solución mágica, sino de un apoyo que, bien implementado, puede equilibrar la operativa y la rentabilidad.
La IA en hoteles como solución práctica
Es importante aclarar dos ideas: la IA no eliminará la necesidad de personal humano en un sector donde la hospitalidad es clave, pero tampoco es una moda pasajera sin impacto real. Cuando se utiliza con inteligencia, la tecnología puede ser un aliado valioso, especialmente en un momento en que el personal disponible no alcanza para cubrir todas las necesidades.
Varios hoteles ya están implementando soluciones de IA con resultados concretos:
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Automatización de procesos como el check-in o la gestión de reservas, que permite al personal de recepción centrarse en interacciones más significativas con los huéspedes.
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Sistemas predictivos que analizan patrones de ocupación y absentismo, ayudando a planificar turnos de manera más eficiente.
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Herramientas para el área de alimentos y bebidas que optimizan la gestión de inventarios, pedidos o traducción de menús, reduciendo la carga de trabajo en equipos reducidos.
Estas soluciones no reemplazan el toque humano, la calidez ni la atención al detalle que definen un buen servicio hotelero. Más bien, permiten que el personal disponible se enfoque en lo que realmente importa: el contacto directo con el cliente, la resolución de problemas y los momentos que marcan la diferencia en la experiencia.
La escasez de personal no se resolverá solo con campañas de contratación o mensajes motivacionales. Hace falta un enfoque integral que combine varias estrategias:
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Simplificar procesos operativos para hacerlos más eficientes.
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Incorporar tecnologías que automaticen tareas repetitivas o de poco valor.
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Proteger al personal existente, reduciendo su carga de trabajo innecesaria y mejorando la planificación de turnos.
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Ofrecer formación práctica y adaptada al contexto actual, en lugar de metas idealizadas.
La IA, utilizada como una herramienta de apoyo, puede ser un componente clave en este plan. No busca reemplazar a los trabajadores, sino complementarlos, reducir el desgaste y garantizar que los estándares de calidad se mantengan incluso en tiempos difíciles.
El debate sobre la IA en la hotelería ya no es abstracto; es una necesidad inmediata. Ignorarlo por miedo o escepticismo no resolverá la falta de personal, y sobrecargar a los equipos actuales no es una solución sostenible ni justa.
Los responsables de hoteles, desde directivos hasta propietarios, deben analizar con seriedad y pragmatismo cómo integrar la tecnología para proteger tanto el servicio como la rentabilidad, sin perder de vista a las personas que hacen posible el sector. La clave no está en elegir entre tecnología y empleados, sino en encontrar un equilibrio que permita mantener la excelencia en un contexto donde los recursos humanos son limitados.