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7 lugares con molinos de viento en Castilla-La Mancha que merece la pena visitar al menos una vez

7 lugares con molinos de viento en Castilla-La Mancha que merece la pena visitar al menos una vez

Los molinos de viento de Castilla-La Mancha son un emblema que capta la atención de muchos, reflejando la rica tradición e historia de la región. Explorarlos ofrece una ventana única para entender la esencia de los manchegos y descubrir la zona desde una perspectiva diferente.

Esta región propone una ruta especial para quienes aman la historia y la arquitectura, con molinos esparcidos por varios pueblos que invitan a explorar rincones encantadores y llevarse un pedacito de cada lugar. Cada uno de estos edificios cuenta su propia historia, haciendo que el viaje sea aún más memorable.

¿Te animas a recorrerlos? Acompáñanos a descubrir siete molinos imprescindibles en Castilla-La Mancha, algunos más conocidos que otros, pero todos igual de fascinantes.

Molinos de Consuegra

Comenzamos con los molinos de Consuegra, situados en el cerro Calderico, donde destacan por su excelente estado de conservación. Desde esta altura, las vistas son espectaculares, especialmente con el castillo de Consuegra como telón de fondo. Más allá de su encanto visual, estos molinos son apreciados por su legado histórico y su papel en la economía local durante siglos. Muchos abren sus puertas al público con visitas guiadas que revelan su diseño y funcionamiento interno.

Molinos de Campo de Criptana

Otro tesoro es el conjunto de molinos de Campo de Criptana, famosa por su mención en Don Quijote. Estas estructuras, alineadas en la sierra de los Molinos y el cerro de la Paz, forman una de las imágenes más icónicas de La Mancha. Los tours locales te llevan a descubrirlos, explicando su vínculo con la obra literaria y las tradiciones de la zona, mientras museos cercanos ofrecen un vistazo más profundo al arte de la molienda.

Molinos de Herencia

En Herencia, los molinos complementan el paisaje rural junto a su conocida bodega. Integrados en la vida agrícola, estos siete molinos en la sierra de la Horca y de San Cristóbal han sido restaurados para mantener su encanto original. Cada uno lleva el nombre de un personaje femenino de Don Quijote –El Ama, La Sobrina, Dulcinea, Maritornes, La Dueña Dolorida, La Duquesa y Teresa Panza–, añadiendo un toque especial.

Molinos de Alcázar de San Juan

Alcázar de San Juan presume de sus molinos, situados en el cerro de San Antón. Alrededor de ellos, se organizan actividades que involucran a jóvenes y visitantes, como talleres y exposiciones que resaltan el valor cultural y técnico de estas construcciones.

Molinos de Mota del Cuervo

Aunque menos conocidos, los molinos de Mota del Cuervo son un deleite por su encanto pintoresco y su armonía con el entorno. Atraen a fotógrafos y amantes de la naturaleza, contribuyendo significativamente al turismo local.

Molinos de Belmonte

En Belmonte, los molinos son un testimonio de la ingeniería de antaño y un pilar de la identidad cultural. Las autoridades han priorizado su restauración para preservarlas para las futuras generaciones, y las visitas guiadas ofrecen un recorrido detallado sobre su funcionamiento.

Molinos de Madridejos

Cerramos con el molino de Madridejos, un pueblo ligado a la agricultura. De los cuatro molinos originales, solo el Molino del Tío Genaro, del siglo XVII, permanece en pie, conservando intacta su maquinaria y estructura, lo que lo convierte en un tesoro único.

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