Pronto habrá novedades importantes para los pasajeros de tallas grandes que vuelen con Southwest Airlines. La aerolínea de bajo coste ha anunciado ajustes significativos en su política de asientos adicionales, que entrarán en vigor en enero. Hasta ahora, estos viajeros podían reservar dos asientos por el precio de uno —una práctica innovadora y bien recibida durante años—, pero esa ventaja está a punto de cambiar.
La antigua política, conocida como “customer of size,” permitía a quienes lo necesitaran ocupar dos asientos con comodidad y recuperar el coste del segundo tras el vuelo. Sin embargo, con la nueva norma, ese reembolso no será automático. Ahora, solo se aprobará si hay asientos libres en el vuelo, los billetes se compraron en la misma clase tarifaria y la solicitud se hace dentro de los 90 días siguientes.
Además, quienes no reserven un asiento extra de antemano podrían quedarse sin plaza y tener que esperar a un vuelo posterior, pagando un billete sin asignación, más caro. Esto pone fin a la flexibilidad anterior, cuando los pasajeros podían gestionar un segundo asiento en la puerta de embarque con la ayuda del personal.
Southwest ha aclarado también qué cuenta como un asiento individual: el espacio entre dos reposabrazos abatibles. Si alguien no cabe en esas dimensiones, deberá comprar dos billetes por adelantado. Aunque la compañía no asegura que los asientos sean adyacentes, promete recolocar a estos viajeros en otros vuelos si es necesario.
La aerolínea sostiene que menos del 0,25% de sus clientes pide asientos extra y vincula este cambio a una reestructuración mayor, que incluye pasar de asientos libres a una asignación previa. Sin embargo, asociaciones que defienden a personas de tallas grandes critican la medida, considerándola una pérdida de derechos y una forma de discriminación.