La primera jornada de la huelga de controladores aéreos franceses, que comenzó ayer y se extiende hasta hoy, ha generado un impacto significativo a pesar de que solo 270 de los 1.400 convocados se sumaron al paro. Este número reducido fue suficiente para alterar los planes de decenas de miles de pasajeros en Europa, incluidos aquellos con vuelos domésticos en Francia. Ryanair, por ejemplo, tuvo que cancelar 170 vuelos, dejando a 30.000 viajeros sin poder volar, además de provocar numerosos retrasos.
Para este segundo día, las autoridades francesas han solicitado a las aerolíneas que reduzcan entre el 30% y el 50% de los vuelos en una docena de aeropuertos, incluidos los tres principales de París, Marsella, Lyon y todos los de Córcega.
Sin embargo, el mayor malestar lo generan las afectaciones a los vuelos que atraviesan el espacio aéreo francés sin aterrizar en el país. Según Eurocontrol, las alteraciones más graves se registraron en las zonas de Reims, Marsella y Brest.
Ryanair ha expresado su indignación, apuntando directamente a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, mientras otras aerolíneas han calificado la situación como inaceptable. El ministro de Transportes francés, Philippe Tabarot, se sumó a las críticas, siguiendo una postura habitual entre sus predecesores: “Es intolerable que esta huelga ocurra en plena temporada de vacaciones. Las demandas de incrementos salariales desproporcionados son injustificables considerando los esfuerzos que está haciendo el país”. Sin embargo, Tabarot destacó las pérdidas sufridas por Air France sin mencionar el impacto en el resto de Europa.