El ministro de Aviación Civil de India, Murlidhar Mohol, causó revuelo este domingo al declarar que las autoridades están explorando la posibilidad de un sabotaje en el accidente del Boeing 787 de Air India, que se estrelló tras despegar de Ahmedabad rumbo a Londres. El siniestro dejó un saldo trágico de 241 pasajeros fallecidos y, según los últimos reportes, al menos 20 víctimas en tierra, aunque esta cifra aún podría cambiar.
La hipótesis del sabotaje ha sorprendido al sector aeronáutico, ya que no hay precedentes claros de este tipo de incidentes y resulta extremadamente difícil para un agente externo provocar la caída de un avión como este.
Los investigadores han accedido a las dos cajas negras del avión, lo que les proporciona información crucial que aún no está disponible para expertos externos. Además, el ministro informó que se están revisando todas las grabaciones de las cámaras del aeropuerto de Ahmedabad, donde el avión realizó una escala rutinaria de poco más de dos horas antes del accidente.
Los primeros datos indican que ambos motores del avión sufrieron una pérdida repentina y simultánea de potencia, un evento difícil de explicar incluso considerando la posibilidad de combustible contaminado. El piloto detectó el problema casi inmediatamente después del despegue. Las autoridades han descartado que el accidente fuera causado por el impacto con un ave.
La autoridad aeronáutica india ha permitido la participación de un observador de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) en la investigación y se ha comprometido a presentar un informe preliminar en un plazo de tres meses, un período más extenso que el habitual en otros países, donde suele ser de un mes.