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Tailandia eleva su encanto turístico con hoteles únicos y una cocina de renombre mundial

Tailandia eleva su encanto turístico con hoteles únicos y una cocina de renombre mundial

Tailandia regresa con fuerza al mapa de los viajeros globales, ofreciendo una mezcla irresistible de historia, paisajes naturales y una hotelería que se ha modernizado sin olvidar sus raíces locales. El destino va más allá de los itinerarios típicos, con estancias que tienen carácter propio y una gastronomía que no para de cosechar elogios internacionales.

La diversidad del país —desde antiguas capitales declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco hasta urbes llenas de vida o rincones rurales donde aún se practican oficios ancestrales— facilita crear viajes a medida para cada tipo de turista. En este panorama variado, los hoteles están cobrando un rol clave para conectar al visitante con las costumbres tailandesas.

Tailandia presume de una oferta hotelera amplia y de calidad, adaptada a todo tipo de perfiles: desde boutiques inmersos en escenarios históricos hasta resorts de lujo en la ciudad o refugios ecológicos en plena selva. Esta variedad invita a explorar el país paso a paso, absorbiendo su cultura, su pulso diario y sus tradiciones a través de cada alojamiento.

La hotelería tailandesa es extensa y de alto nivel. Ya sea en entornos urbanos, históricos o rurales, muchos establecimientos unen ubicaciones privilegiadas con servicios pensados para el turista extranjero.

Destinos Tailandia: un destino en ascenso que destaca sus tesoros menos explorados.

En Ayutthaya, el Sala Ayutthaya se asoma al río Chao Phraya, en el corazón del casco antiguo. Sus habitaciones giran alrededor de un patio central, con una piscina que mira al templo Wat Phutthaisawan y un restaurante con terraza al río. Desde allí, es fácil caminar hasta varios templos del parque histórico o embarcar en tours fluviales desde el muelle cercano.

En Bangkok, el Capella Bangkok ocupa la orilla del Chao Phraya. Ofrece suites con balcón, villas privadas con piscina propia y un área de wellness con spa y zonas comunes volcadas al río. Cuenta con su propio embarcadero para salir a recorrer los canales (klongs), el Gran Palacio o el barrio de Talad Noi sin pisar tierra firme.

En Sukhothai, el Sriwilai Sukhothai queda a menos de dos kilómetros del parque histórico. Se organiza en edificios bajos rodeados de jardines, con piscina al aire libre, restaurante de comida local y alquiler de bicis. Su proximidad al sitio arqueológico facilita visitas por libre o con guía a las áreas clave del viejo reino.

En Nan, el Nan Seasons Boutique propone villas independientes entre vegetación nativa y áreas compartidas abiertas. Incluye restaurante, zona de relax, piscina exterior y un espacio para talleres sobre tradiciones locales. Su estilo favorece estancias serenas, con fácil acceso al centro de la ciudad, templos y talleres artesanales.

Hotel Nan Seasons Boutique

En el centro de Chiang Mai, el Meliá Chiang Mai reúne 260 habitaciones, un centro de convenciones, varios restaurantes, piscina al aire libre y gimnasio. Su cercanía al Night Bazaar y las avenidas principales simplifica moverse por mercados, templos y zonas de compras.

A las afueras de Chiang Mai, el Raya Heritage se ubica junto al río Ping, lejos del bullicio urbano. El resort consta de suites espaciosas en distintos niveles, con interiores que dan a terrazas privadas. Entre sus facilidades, hay piscina exterior, restaurante de platos regionales, área de tratamientos y un pequeño centro cultural. Desde el hotel, se puede visitar comunidades artesanas y talleres de oficios tradicionales del norte.

Raya Heritage

La gastronomía como eje del recorrido La comida tailandesa sigue siendo un imán poderoso para el país. En Bangkok, el barrio chino es un bastión de la street food, con puestos que han entrado en la Guía Michelin. Destaca Naam 1680, que rescata recetas clásicas del centro del país usando ingredientes locales.

En el norte, Chiang Mai y Nan conservan el alma de la cocina lanna. El khao soi, uno de los iconos regionales, tiene en lugares como Khao Soi Lung Prakit Kad Kom un referente. En los mercados nocturnos de Nan, abundan platos únicos que rara vez se ven fuera de la provincia, añadiendo un plus a la experiencia.

Otro ejemplo notable es Baandin Nalaem House, donde el chef Krittanan usa productos orgánicos en recetas simples de inspiración local. Uno de sus hits en fotos es el arroz jazmín azul, coloreado naturalmente con flores de guisante de mariposa. Para quienes buscan algo interactivo, escuelas como Grandma’s Home Cooking School imparten clases prácticas y directas.

Con hoteles que priorizan la esencia local y una cocina que gana terreno en el prestigio global, Tailandia consolida su rol como opción fuerte en el sudeste asiático. Para agencias y expertos del sector, el destino brinda un producto robusto, versátil y listo para adaptarse a perfiles variados, desde el lujo relajado hasta inmersiones en la cotidianidad tailandesa.

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